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martes, 8 de junio de 2010

DR.DIOGENES ESCALANTE. CANDIDATO PRESIDENCIAL

El Dr. Escalante hacìa meses que dormía mal y su sueño había empeorado mucho desde que llegamos a Caracas, se quejaba permanentemente de su insomnio. No obstante el ritmo de trabajo seguía inalterable se levantaba temprano, estaba vestido exactamente a las cinco de la mañana en una hora leía la prensa. A las seis, despachaba la correspondencia. Entre visitante y visitante, iba resolviendo los demás asuntos que se presentaran. Escribía y firmaba papeles, revisaba el manejo del dinero, se reunìa con el comite de campaña, con políticos del interior, en fin, no paraba.
La gente que no tenía audiencia era la más dificil de manejar, porque se ponía terca y congestionaba el pasillo para darles paso a quienes en verdad eran importantes, tenìan audiencia o realizaban tareas en la campaña y venìan a rendir cuentas. Al Dr. Escalante no le gustaba recibir a aquellos que no estaban citados y había que insistirle mucho en que no eran tiempos para estar con formalidades, que no se trataba de diplomaticos extranjeros sino de militantes de partido y amigos de su candidatura, a los que tenía que "sobar" como se dice en criollo. Las multitudes lo afectaban cada vez con mayor intensidad, era una de las grandes rupturas con su vida anterior, con su rutina tranquila de diplomático en Estados Unidos. Aquì sus propios partidarios lo agobiaban y él, qeu se habia caracterizado por su buena educación y paciencia, se exasperaba, no soportaba más el asedio.
El Dr. Escalante que en los salones diplomáticos era un pez en el agua, se ahogaba en el mar amistoso de los seguidores de su candidatura.
DUDAS? ¿CAVILACIONES DEL DR. DIOGENES ESCALANTE.
"Algunas de esas dificultades provenían de condiciones mías, de mi historia personal y,por tanto, inmodificable. Aspirar a la Presidencia de la República con la rémora de mi larga estadía en el exterior, por ejemplo. No sólo había en ese hecho algunas inconveniencias políticas, sino que no podía dejar de apreciar en ello cierta inmoralidad. De los ultimos treinta años, salvo las visitas cortas por razones de oficio, solamente había vivido seis meses en nuestro país, el tiempo que fui Ministro en 1936. Ese era un flanco abierto a mis adversarios políticos,y a los columnistas al servicio de Eleazar lo destacaban en la prensa casi a diario. Yo aparentaba que eso no era algo que pudiera afectarme, pero esos comentarios daban en el blanco, no eran infundados. En verdad, con cada hora se acentuaba en mí esa sensación de ser un extraño en Venezuela. Y no era porque los lopecistas me lo enrostraron, sino porque yo lo sentía en lo mas profundo de mi ser ¡pasaban tantas cosas que no entendia! Y eso devino en un gran dilema ético para mí, porque estaba convencido de que mi falta de comprensión provenía de una falta de sentimientos. Esa comunión con él projimo ya no estaba allí ¿como se puede ser presidente de un país que no se lleva en el alma?.
La ultima vez qeu tuve una responsabilidad en nuestro territorio fue al comienzo de la presidencia de Eleazar, en 1936, de enero a junio. Ahora, al evaluar mi actuación de aquel período, entiendo que ya entonces Venezuela era para mi una abstracción. Por supuesto que era mi patria, a la que amaba, pero amor desde lejos. La patria sin el dolor de los venezolanos, sin el
sudor de los desdentados que se me acercaban a pedirme favores, sin el calor,ni los mosquitos, ni las miserias humanas de quienes te adversan. Esa, de ministro en 1936, fue una experiencia fallida que también había comenzado con malos augurios. Fracasé como ministro del Interior aun cuando contaba con el apoyo de Eleazar para tomar decisiones largamente preparadas. Mi gestión fue un atasco del principio al final, nada se movía. Las órdenes que daba y planes que quería ejecutar se paralizaban entre mi incomprensión y la indolencia de una burocracia que se formó para servir al jefe de turno y no al ciudadano.
Mi designación en el Ministerio de la Secretaría tampoco sirvió para ubicarme. No aguanté el día a día del ejercicio del gobierno, esa era la verdad. No tuve el aguante que había que tener para resistir tanta insidia, tanto egoísmo, tanta ceguera.Por eso renuncié y le pedí a Eleazar que me mandara de nuevo al exterior, a la Embajada de Washington, me complació en esa petición, porque comprendió que tanto tiempo afuera me habìa inhabilitado para lidiar con las vicisitudes de nuestro país cimarron. Quizás por eso, se opuso a mi candidatura con tanta firmeza, me había visto naufragar en el 36 y tal vez pensó que era su responsabilidad impedir que alguien incapaz de gobernar, como podía ser yo,llegara a ocupar la presidencia 1945"
"Olvidé por ejemplo que en Venezuela no se puede gobernar si no se tiene el poder.En nuestro país, el poder es la única herramienta confiable para conseguir lealtades. Ni siquiera la idea de la patria llega a tener tanta eficacia. Mucho menos un ideario político, acá no existe todavia la noción de lo ideológico ni la lealtad ideologizada. Venezuela no tiene un sector industrial capitalista, por ende no puede haber ideologías que broten de la realidad. Las nociones de izquierda y derecha son entre nosotros referencias impuestas por el patrón occidental europeo como un catecismo, nunca serán desarrollos autóctonos. Las lealtades entre los venezolanos son personales y se orientan en función de las expectativas de poder que pueda despertar el pretendido líder. Historicamente, los venezolanos se han comportado igual, y, sin dejar de ser quienes son, se van con el que tiene màs opciones de detentar el poder. Por eso, llegado el momento, dejaron a Bolivar y siguieron a Paez, dejaron a Castro y siguieron a Gómez. Los liberales se hicieron conservadores y volvieron a ser liberales. Eleazar se impusoporque tenìa el poder del ejercito y supo manejarlo ¿Y yo? ¿Con que poder contaba para garantizarme la lealtad de los venezolanos?. Tenìa influencia sobre algunos y sucede que la influencia es una pobre sustituta del poder. El influyente es prescindible, el poderoso no. Lo único con lo que podía contar era con la palabra empeñada de unos jefes políticos que tenían sus propias agendas. La cumplirían mientrás el compromiso conmigoy sus intereses personales transitaran un camino coincidente. Ese era todo mi poder"